Sobre
Objetivos Generales: Esta estructura de contenidos busca ofrecer una visión integral sobre cómo las emociones y los procesos neurobiológicos influyen en el aprendizaje, proporcionando a los educadores herramientas teóricas y prácticas para mejorar la experiencia educativa desde una perspectiva basada en evidencia. Resumen: Las emociones y la cognición están profundamente interconectadas, influyendo en cómo percibimos, aprendemos y tomamos decisiones. La neurociencia ha demostrado que estructuras como la amígdala, el hipocampo y la corteza prefrontal trabajan en red, donde las emociones modulan procesos cognitivos clave. Por ejemplo, emociones positivas como la curiosidad mejoran la atención y la memoria, mientras que el estrés crónico deteriora funciones ejecutivas como la planificación. En el ámbito educativo, esto implica que el aprendizaje no es solo intelectual, sino también emocional. Las emociones actúan como un filtro atencional, priorizando estímulos relevantes, y facilitan la consolidación de memorias a largo plazo, aunque el estrés puede bloquear este proceso. Además, las emociones guían la toma de decisiones, equilibrando intuición y racionalidad. La regulación emocional, mediante técnicas como el mindfulness y el aprendizaje socioemocional, es esencial para optimizar el aprendizaje y el bienestar. Programas como RULER y prácticas como la "pausa reflexiva" mejoran el rendimiento académico y reducen el estrés, tanto en estudiantes como en docentes. En resumen, integrar la dimensión emocional en la educación no solo mejora el aprendizaje, sino que también fomenta la resiliencia y la inteligencia emocional, preparando a los estudiantes para enfrentar desafíos complejos.
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